jueves, 28 de enero de 2010

Wayang: tradiciones de Indonesia

En Indonsesia, el teatro de títeres también tiene su importancia y su tradición. Particularmente famosos son los muñecos de las islas de Bali y Java. Allí el Wayang es la técnica de manipulación por excelencia. Un estilo de manipulación del que se sirven los indonesianos para contar viejas historias sobre sus dioses y héroes de la mejor tradición épico-religiosa, como Rama o Arjuna.
Con este nombre general se engloban a su vez varias formas de teatro de muñecos. Así, el llamado wayang golek conjuga el teatro de actores con el de títeres tridimensionales, mientras el wayang kulit es un particular teatro de títeres de sombra, posiblemente pariente del Karagöz que ya conocemos.

Los títeres de sombra del wayang kuilt son planos y se realizan con un cuero especial que después se pinta cuidadosamente. Sus formas y colores no son aleatorios, sino que siempre tienen su significado específico, pues indican su carácter y sus habitudes de comportamiento. Así, los personajes con la nariz caída o los ojos rasgados son identificativos de los personajes más leales y nobles. Y el público los sabe reconocer.
Es capital el protagonismo del dalang, el actor-manipulador, pues él es el encargado de realizar las voces de todos los personajes. Al dalang, a menudo, le acompaña una tradicional orquesta llamada gamelán. A la representación, que puede alargarse durante toda una noche, el público se puede incorporar en cualquier momento, pues la trama argumental es abierta. En cuanto a la técnica de manipulación, es muy similar a la del Garagöz turco: el títere plano detrás de una pantalla por la que atraviesa un haz de luz se maneja mediante varillas perpendiculares a la sábana.

El kuilt de sombras acabó por evolucionar en su desarrollo histórico, dando lugar a un muñeco tridimensional, el wayang golek. Su manejo es bastante peculiar. Podríamos definirlo como un títere de tres varillas inferiores. A la cabeza del muñeco se inserta un pequeño bastón de madera, que, atravesando todo el cuerpo, posee un movimiento independiente al de los hombros. Los brazos, por el contrario, son movidos mediante sendas varillas que se insertan en las muñecas y que permiten movimientos de codos y hombros. Como se puede comprobar, el muñeco posee una gran capacidad gestual, que lo hace asombroso. Este muñeco, comúnmente, es movido por un solo actor, pero no se descarta la posibilidad de la intervención de dos manipuladores: uno para la cabeza y otro para el manejo de las varillas de los brazos.


viernes, 22 de enero de 2010

A la "sombra" de Turquía

Si queremos seguir conociendo técnicas de manipulación de títeres de todo el mundo, no podemos menos de prestar un poco de atención a lo que sucede en Turquía. Allí el teatro de sombras es toda una ancestral tradición que existe, al menos, desde su implantación en Bursa, la capital del Imperio Otomano en el siglo XIV; si bien es cierto que su época de explendor se sitúa en los siglos XVIII y XIX. Este tipo de teatro se cree que es una mezcolanza del teatro de títeres chino y el desarrollo del títere de sombras egipcio.
Karagöz (que significa "Ojo Negro") es el más popular de estos muñecos de sombra, tanto que algunos identifican esta técnica de manipulación con su personaje más peculiar (algo así como lo que sucede erróneamente con Guiñol en Francia). Nuestro protagonista, que se caracteriza por ser humilde y astuto, siempre se las tiene que ver con Hacivad, un personaje de catácter opuesto, que siempre lleva las de perder por su pomposa palabrería. Tienen rasgos característicos, toscos, bruscos y de influencia india.
Lo que caracteriza a este tipo de muñecos es su forma de "hacer las sombras", ya que estas, poseen la grandeza de ser coloreadas. Los muñecos se realizan en piezas de cuero a las que luego se les da color. El actor manipulador mueve los títeres planos detrás de una sábana, por la que, gracias a un rayo de luz, los espectadores que se sitúan al otro lado, pueden disfrutar de esta visión peculiar de sombras de colores. Los muñecos se sitúan apoyados contra la sábana de tela y se mueven por el actor-manipulador mediante varillas laterales perpendiculares a la pantalla.

sábado, 16 de enero de 2010

El bunraku en Japón

Siguiendo con nuestro peculiar recorrido por las diversas técnicas de manipulación de títeres, hoy viajamos hasta Japón, para conocer su clásico teatro de títeres, basado en el Bunraku.

La historia de este tipo de muñecos es interesante. Aunque son realmente muy antiguos (existen desde finales del siglo XV), la actual denominación de Buraku nació en el Japón del siglo XVIII, cuando Uemura Bunrakuken (1737-1810) estableció un teatro de títeres estable (el Bunrakuza) con esta técnica de manipulación en la ciudad de Osaka en 1805. Con el tiempo, y debido a la desaparición de otras compañías del género, el teatro de Bunrakuken se convirtió en el más importante de la ciudad y el nombre de su creador pasó a designar también a los muñecos.
Este tipo de teatro combina tres elementos inseparables: la recitación de un canto narrativo (gidayu-bushi) por parte del Tayu, el sonido de un laúd de tres cuerdas y la compleja manipulación de los muñecos.

Los títeres de este teatro nipón son muy característicos. Sus rostros son muy expresivos y, a menudo, poseen articulaciones que los hacen casi "humanos". Los más elaborados son capaces de abrir y cerrar la boca, mover los ojos haciendo que miren a ambos lados o cerrar sus párpados; todo ello gracias a sistemas de cuerdas y palancas ocultas en el interior del torso del muñeco. También pueden mover los dedos de sus manos a modo que puedan coger diferentes objetos.

Los grandes y hermosos muñecos son muy difíciles de manipular. Los tres actores que se requieren para imprimirle vida se sitúan detrás del personaje vestidos de negro con el fin de no ser vistos por el público. El principal de ellos, el llamado omozukai, lleva el trabajo principal, y solo él puede llevar la cara descubierta. Con su mano izquierda introducida en el interior del tronco, sostiene todo el muñeco, dandole su posición correcta y realizando los movimientos faciales requeridos. Y con su mano derecha manipula el brazo derecho del muñeco.
A la izquierda del omozukai se situa otro actor que se encarga de manipular el brazo izquierdo del muñeco. Y un tercer titiritero se encarga del movimiento de las piernas. La coordinación entre los actores debe ser tal que los titiriteros profesionales emplean unos veinte años en aprender el oficio y convertirse un un buen omozukai.

El Bunraku es sin duda una curiosa técnica de manipulación, que reúne historia, colorido, movimiento y expresión unidos a unas aventuras orientales tradicionales de la más antigua tradición japonesa contadas a la antigua usanza. (Ver el interesante vídeo de la barra lateral)

domingo, 10 de enero de 2010

I pupi siciliani

Siguiendo nuestro recorrido por las diferentes técnicas de manipulación titeril que existen en el mundo, hoy nos desplazaremos hasta Italia, y más en concreto, hasta la isla de Sicilia, para conocer sus peculiares pupi.

Los pupi son un tipo de títere que se afianzó en la Italia meridional, y sobre todo en Sicilia, entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX. Se distingue de otros tipos de muñecos articulados por su peculiar técnica de manipulación y por su repertorio, basado en narraciones caballerescas provenientes de romances de la época carolingia.

El pupi es una derivación del conocido títere de hilos. Un artista del siglo XIX , del cual se ha perdido el nombre, manipuló los típicos muñecos de hilo del teatro del siglo precedente, sustituyendo las cuerdas por varillas. Así resultó un complejo muñeco rígido, con una varilla superior que, entrando desde la cabeza, atravesaba todo el tronco del personaje. Otro dato a tener en cuenta es la sustitución del hilo del brazo derecho con otra varilla metálica, característica del pupi siciliano (ya que existen pupi que mueven sus articulaciones a base de hilos). Así se consiguió imprimir al muñeco nuevos movimientos mucho más rápidos, bruscos y precisos que los que poseía el títere de hilos, permitiendo que en escena se desarrollaran espectaculares batallas, duelos y combates, propios de los relatos caballerescos.

Las características peculiares del pupi varían de unos lugares a otros. Los muñecos varían en peso y en tamaño. Sus medidas oscilan entre los ochenta centímetros y sus ocho kilos de peso en Palermo a los ciento trenta centímetros y treinta y cinco kilos de los típicos muñecos de Calabria. Unos poseen articulaciones en las rodillas, para otros, en cambio, sus piernas son rígidas. Los actores se sitúan, bien detrás del decorado, o bien a un lateral del proscenio. Es característico también de estos muñecos que el actor-manipulador posee unos zapatos especiales que hace taconear a cada paso de su muñeco, haciendo más realistas sus paseos por el proscenio.

domingo, 3 de enero de 2010

Celebración merecida

El domingo 27 de diciembre del ya pasado año, los componentes de la compañía de "El Papamoscas" se reunieron para celebrar, con una cena de Navidad, su tercer aniversario de vida.
Todos los actores y demás colaboradores que prestaron sus ayudas en las actuaciones realizadas durante los meses de verano se dieron cita para festejar esta efeméride, esperando volver a reunirse durante muchos más años y deseando que la compañía crezca y vaya enriqueciéndose con cada vez nuevas aportaciones y renovados miembros. Una cita de amistad y compañía que manifiesta que entre todos los que formamos la compañía existe una buena amistad que va más allá de lo simplemente laboral y que va creciendo y haciéndose más fuerte en cada nueva cita, bien sea para actuar, bien para celebrar.
¡Felicidades!

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