miércoles, 27 de octubre de 2010

Historia del títere: La Edad Media, la palabra "títere" y la Iglesia

Antes de la caída del Imperio Romano, el cristianismo ya era la religión oficial de aquel complejo sistema romano de derecho y cultura. La desaparición del imperio el año 476 con la llegada de los bárbaros, cambió radicalmente la antigua estructura de Europa y el cristianismo se convierte en la única institución capaz de mantener el "orden" en el nuevo maremagnum de poblaciones y reinos que invaden el continente.

La Iglesia heredó la tradición titiritera de los antiguos romanos y, con recelos en algunos casos -por el peligro de caer en la idolatría-, utilizó los muñecos en la Edad Media para evangelizar a pobres y analfabetos. El arte cristiano y las representaciones que de Cristo, la Virgen o los santos que llenaban los templos de la época, fueron el origen de la buena estima que, muy pronto, los eclesiásticos, tomaron por los muñecos articulados. Como ya hemos relatado alguna vez en nuestro blog, los títeres y la Iglesia fueron de la mano a menudo en esta época fascinante de la historia.

Imágenes de Cristos articulados que movían sus manos para representar escenas de la Pasión en los autos sacramentales de la Semana Santa o pequeñas Vírgenes que se movían en acción dramática para enseñar a los fieles los misterios de la encarnación de Jesús son comunes en muchas iglesias -ejemplo de ello es nuestro Santo Cristo de Burgos, en la Catedral-. De hecho, muchos estudiosos del teatro de títeres, sostienen que el origen de la palabra francesa marioneta sea precisamente ese, la "petite Marie" o "pequeña María" que llenaba los retablos de las iglesias galas.

Sin embargo, la denominación de marioneta en castellano no tuvo jamás utilización fuerte. En la baja Edad Media castellana -ya bien entrando el Renacimiento- encontramos los primeros testimonios escritos que nos hablan ya de "títeres". El Tesoro de la Lengua Castellana de Sebastián de Covarrubias nos ofrece indicios del origen de esta palabra, al caracterizar el sonido que los actores-manipuladores solían realizar con ayuda de una lengueta colocada en la boca: "ti-ti". En 1524 Bernal Díaz del Castillo, nos narra cómo en su expedición, Hernán Cortés llevaba en su nave, para entretener a la tropa, un hombre que "jugaba de manos y hacía títeres", con lo que entendemos que el uso de la palabra se puede remontar varios años atrás en la historia.

En la Edad Media también encontramos los primeros testimonios gráficos sobre la existencia de este arte en la época. La más famosa data del 1140. Se trata de un grabado -en el Códice "Hortus Deliciarum"- en el que se muestra a dos jóvenes manipulando sendas figuras que representan guerreros con escudos y espadas; un claro ejemplo de cómo la técnica del Bavastel ya era común en la época, en una transición del paso del títere de hilo al de guante.

Sin duda, el títere de guante nació en esta época, y no antes. En un pequeño grabado de Johan Grise (1344) podemos contemplar un claro ejemplo de un teatro de títeres de guante, en el que los muñecos se baten con cachiporras. La necesidad de crear muñecos ligeros y sencillos estaría a la base del nacimiento de la técnica del guante. Los juglares tuvieron que buscar nuevos métodos para poder viajar de una aldea a otra con equipajes ligeros y de poco espacio.

Sin duda, el arte de los títeres -en especial la manipulación de guante- adquirió en la Edad Media una evolución. Este asentamiento en Europa será crucial para que el muñeco de guante vaya adquiriendo personalidades propias en cada región, dando lugar a las diferentes "familias" de títeres. Pero eso es otro capítulo, que nos tendrá ocupados por varios meses.

sábado, 16 de octubre de 2010

Grandes titiriteros: Vittorio Podrecca

Retomamos hoy una de nuestras secciones del blog, para hablar de uno de esos titiriteros que han marcado historia por su intenso trabajo dentro del campo de la manipulación de muñecos. Nos referimos al italiano Vittorio Podrecca.

Nacido en 1883, Podrecca era hijo de un famoso abogado, periodista y amante del arte. En 1905 se trasladaron a Roma, por motivos de trabajo del padre. Allí, en la Ciudad Eterna, Vittorio dejaría sus estudios de abogacía y se sumergería de lleno en la creación de un teatro de títeres, que pronto alcanzó gran fama nacional y mundial.

En efecto, en 1914 funda su "Teatro dei Piccoli" y presenta su primer espectáculo, ante al admiración del público en el palazzo Odescalchi. Su primer gran montaje teatral tuvo lugar en la Piccola Scala de Milán, con la puesta en escena de "El retablo de Maese Pedro", de Manuel de Falla. Sus espectáculos tuvieron un éxito arrollador, ya que sus personajes estaban "revestidos de música, de melodía y sinfonía, de ritmo de vida y arte", como a él mismo le gustaba definirlos.

En sus espectáculos no faltaban los grandes personajes de la cultura de la época, reducidos a pequeña escala y movidos por hilos. Charlot, Greta Garbo o los hermanos Marx eran los protagonistas de algunos de sus montajes teatrales, utilizando para las representaciones las voces grabadas de dichos artistas. El final del espectáculo siempre estaba reservado para uno de sus más famosos personajes: el pianista Piccolowsky, quien, mientras tocaba magistralmente al piano una sonata, cerraba el telón.

Su fama se extendió rápidamente por todo el mundo, tanto es así que recorrió más de veinte países diversos representando sus espectáculos, a los que iba añadiendo personajes típicos de las culturas por donde pasaba. Así, su colección de muñecos llegó a tener más de novecientos muñecos de hilos en activo. El éxito de su inmenso trabajo se debía a su capacidad para compaginar en sus espectáculos la música, la poesía, la danza y la mejor técnica de manipulación en muñecos de hilo.

sábado, 9 de octubre de 2010

Historia del títere: los albores del títere en Europa

La semana pasada vimo ya cómo el nacimiento del teatro de títeres lo podíamos situar en el Antiguo Oriente y, en modo especial, a orillas de los ríos Indo y Nilo. Hoy veremos cómo los títeres entrarían a la Europa Occidental a través de la inmensa cultura grecorromana.

Sabemos que en la Antigua Grecia se tenía grande estima por el teatro. Anfiteatros, máscaras y coturnos así nos lo revelan. Quizá fue la máscara que los actores griegos vestían en sus representaciones lo que dió lugar a la evolución al teatro de muñecos, cuando dicha máscara -que servía para per-sonare, esto es, para "hacer sonar" y ser la "persona"- se fue separando poco a poco del actor que la portaba. Sabemos también que el teatro de muñecos convivió junto con aquel de actores de carne y hueso, aunque en un segundo nivel, y que eran comunes las representaciones con títeres de hilo -se les llamó amalgamata neuronpasta en griego, de neuron, tendón o cuerda-.

Platón, por ejemplo, en su obra "La Republica", se sirve en su famoso "mito de la caverna", para explicar el mundo de las cosas que nos rodea como sombras de una realidad superior, de la tradición titeril que existía en la época, pues la realidad de este mundo son como las sombras que los prestidigitadores reflejan en la pared de la cueva.

De esta época han llegado hasta nosotros otro tipo de testimonios. En el año 422 a.C. Xenofonte nos narra la visita de un titiritero a la casa del rico y poderoso ateniense Callias, en Siracusa, por lo que podemos deducir que los títeres en Grecia eran una cuestión de público reducido en medio de un ambiente más bien distendido y festivo y que el titiritero llevaba una vida poco grata y errante, buscando la casa donde mejor pudiera estar pagado.

Aunque no sólo existían las representaciones privadas. de igual modo sabemos que en el siglo III de nuestra era, se representó un espectáculo de títeres en el interior del gran teatro de Dionisios. Ateneo nos narra en su "Banquete de los Sofistas" cómo el pueblo de Atenas "ha prostituido con los muñecos de Photino [que sería el titiritero] la escena en que los autores de Eurípides habían declamado su entusiasmo trágico".

El teatro de títeres pasará después de Grecia a la península itálica, a la Antigua Roma, si bien allí no tendrán la misma fuerza que en Grecia. Sin embargo será en la capital del imperio romano donde se consolidará el nombre de esta nueva forma de comunicación teatral: al muñeco se le llamará ahora immaginunculas animatas, sigillae. Pero el nombre que acabará triunfando será pupae, nomenclatura que está en el origen de la denominación actual italiana, puppo o puppazzo o del inglés puppet. Allí la forma de manipulación era la que hoy todavía se mantiene en Sicilia (puppi), en la que el muñeco de madera poseía piernas y brazos articulados y se movía mediante una varilla metálica unida a la cabeza de la figura.

De Roma se extenderá por fin al resto de Europa, cuestión que nos llevará varios capítulos de esta nuestra recién extrenada sección.

domingo, 3 de octubre de 2010

Historia del títere: hacia los orígenes

El nuevo curso está ya más que en marcha. Es por eso por lo que, siguiendo además con nuestras secciones anteriores, este año hemos decidido crear nuevas fuentes de información para los amantes del teatro articulado de muñecos. A lo largo de las semanas, iremos publicando diferentes entradas sobre la historia de este fantástica y ancestral forma de comunicación.

Las teorías que existen entre los expertos sobre el origen del teatro de muñecos son variadas y muy amplias. Sin duda es difícil determinar con exactitud la historia de los mismos, pues son pocos los restos arqueológicos que han llegado hasta nosotros de figuras antiguas. No olvidemos que los títeres están hechos con materiales ligeros y sencillos, que han hecho difícil su llegada intacta a nuestros días. De otra parte, la vida errante de los titiriteros, en busca de mejores plazas, hacían que su permanencia en un lugar concreto fuera breve, imposibilitando prácticamente la aparición de textos y anécdotas escritas sobre el mismo.

Entre los historiadores de este mundo, la gran mayoría coincide en aceptar que el origen del teatro de muñecos se encuentra en el antiguo Oriente. Allí se han encotrado restos, como los del llamado monito de Harrapa, un pequño muñeco articulado de terracota con agujeros en las manos y los pies por donde pasarían unos hilos que lo harían moverse encontrado en esa ciudad cercana al río Indo y que dataría del 2500 a.C..

Pero sin duda alguna, las figuras más importantes para describir la historia del títere antiugo las encontramos en Egipto. Allí se han encontrado una muñeca con un gancho circular fijado en la cabeza, destianda a sujetar el hilo que la debería de mover o una cabeza de chacal, en terracota, que movía la mandíbula. Figuras que se han datado en el 1500 a.C..

Pero la figura que más trae de cabeza a los expertos es el famoso retablillo de Antinoe. Se trata de pequeño barco de madera, con figuras articuladas, encontrado en la tumba de la bailarina Gelmis en Antinoe, una ciudad fundada por Adriano a orillas del Nilo en el siglo II d.C.. En el momento del hallazgo unas pequeñas hebras estaban adheridas en cinco figurillas de la composición. Los arqueólogos debaten si se trata de un pequeño instrumento que utilizaba la bailarina para sus espectáculos, o bien estaba destinado a ceremonias religiosas para representar la muerte y resurrección del dios Osiris. Otros expertos señalan que podría tratarse, no ya de un objeto teatral, sino de un simple muñeco articulado destinado a juegos infantiles. Fuera como fuere, el caso es que existen ya, desde mucho tiempo atrás, figuras articuladas. Se utilizaran o no en función dramática, es otra cuestión. El caso es que, el germen de los títeres está en el Antiguo Oriente. Desde allí pasará después a toda Europa. Pero eso es un capítulo muy largo, del que iremos hablando en próximas entregas.

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